En el décimo aniversario de la muerte de Cunqueiro el Concello de Mondoñedo erigió esta estatua en su memoria. Es obra del artista mindoniense Juan Puchades. La escultura se encuentra en un lugar elevado de la plaza de la catedral. Desde ese promontorio, no está claro si la figura dirige su mirada hacia la catedral o hacia el vecino bosque de Silva. Aunque sí es seguro que de vez en cuando gira la cabeza para observar el paseo porticado de la plaza, conocido como el Cantón. Al fin y al cabo, se sitúa en él la entrada a la casa del escritor y Álvaro gustaba de pasear bajo sus arcos en los días de lluvia.

Cuando se celebraba mercado en la plaza, Cunqueiro solía adquirir los productos de la Tierra de Miranda en los tenderetes que instalaban los aldeanos al cobijo de la catedral y el Cantón. Aprovechaba la ocasión para departir con los paisanos e interesarse por sus avatares. Las historias que le contaban luego las narraba en sus libros, eso sí, tamizadas por su gran inventiva y fantasía. Los perfiles de estos mindonienses aparecen en su trilogía de semblanzas gallegas editada por Ediciones 98. Una trilogía compuesta por Los otros feriantes, Gente de aquí y acullá y Escuela de curanderos y fábula de varia gente.